Regalo en la nieve

Del cielo de las calles cuelgan estrellas luminosas que bambolean sacudidas por el viento nocturno. Voy trotando al lado de mamá que avanza muy rápido entre la gente que no para de golpearme con bolsas de colores. Entramos en una cafetería, corro a sentarme al lado de  la ventana. Abro la boca y exhalo todo el aire posible y el vidrio se nubla y con el dedo dibujo la casa de un caracol y me olvido de poner las antenas. Lo borro y vuelvo a soplar con fuerza, pero esta vez construyo un muñeco de nieve. Antes de ponerle el sombrero mamá me obliga a beber chocolate. Una bola de fuego me quema la lengua. Lloro. Mamá me da agua y me dice que más despacio. Aparece su amigo.
Miro a través de los ojos de mi muñeco de nieve la calle adornada de bolas rojas y doradas junto a guirnaldas verdes con lucecitas parpadeantes. Bajan la voz. Caen muchas rayitas de agua. Mamá está alterada y Alberto mueve las manos como el director de mi coro. Mi muñeco de nieve se derrite mientras unos copos de algodón blanquean las aceras. Sé que mamá está enfada con él porque ayer pasó a nuestro lado con una mujer y dos niños y no nos saludó. Pero ella tampoco le dijo nada, solo bajó la cabeza y se limpió las lágrimas para que yo no la viera. Él me descoloca el pelo y me pregunta que si estoy nervioso. Encojo los hombros. En la calle los paraguas negros están nevados. Alberto se va. Mamá aprieta los labios, apoya su cara en la mano y también mira a través de la ventana. El abuelo nos espera. Se ha quedado sentado frente a la chimenea. Siempre está allí con la mirada clavada en la madera que arde. Le he dicho que esta noche no puede encenderla. Pero seguro que lo hará porque se olvida de todo, a veces no me llama Bruno sino Carlos como a su hermano. Mamá me abrocha el abrigo y me cubre con la capucha. Nuestros pasos se hunden en la nieve y me gusta saltar y ocupar otras huellas más grandes que mis botas. Le digo a mamá que no esté triste que Papá Noel llegará esta noche y nos traerá lo que hemos pedido. Mamá sonríe y me dice que su mejor regalo de Navidad soy yo.

                                                                 A Juani Jorge