La
tarde envejeció pronto y a las cuatro la niebla se deslizó por los jardines y
sitió la casa. Me senté junto a la ventana a contemplar las ramas de los sauces
como si estuvieran nevadas. Abrí un libro de poemas de García Lorca pero ni
siquiera terminé el primer verso. Alguien llamó a la puerta. Era mi vecina Mili
que traía galletas de jengibre recién hechas. Me pidió que las colocara en una
bandeja de cristal tallado que usaba mi abuela. Yo no la recordaba. Mili que ya
bordeaba los setenta insistió. Ella me ayudaría a buscarla. Subimos al desván.
Rodamos y abrimos cajas de las que salieron postales, cartas, las gafas del
abuelo, los trofeos de natación del tío Horacio, fotos antiguas.
El habitáculo se volvió un mercadillo de antigüedades envuelto en una atmósfera ambarina y turbia. La bandeja de bohemia no aparecía. Mili gritó y se llevó el dedo índice a la boca. Se había pinchado con la aguja herrumbrosa del gramófono de la tía Susana. A últimas horas su rostro mostraba cansancio y su piel adquirió el color de las ciruelas japonesas. Sin embargo sus ojos brillaban y esbozaba una tenue sonrisa. Me pidió un té pero cuando regresé de la cocina ya se había marchado. Miré por la ventana y la vi andando rápido mientras intentaba ocultar algo entre sus ropas. Recuperé la lectura. Unas páginas después la niebla se volvió naranja y la noche aullaba. Salí al jardín y las voces y el sonido agudo me guiaron hasta la casa de Mili. Una ambulancia se alejaba. Ella yacía en la sala. Su corazón no resistió el bombeo de la sangre oxidada. A su lado la vieja fuente de la abuela se esparcía en trocitos por el suelo. Como hielo picado salteaba una fotografía amarillenta donde una joven Mili sonreía con una bandeja de cristal en la mano junto a un hombre. Me acerqué, era el jardín de casa, y reconocí tras sus gafas la mirada feliz de mi abuelo.
El habitáculo se volvió un mercadillo de antigüedades envuelto en una atmósfera ambarina y turbia. La bandeja de bohemia no aparecía. Mili gritó y se llevó el dedo índice a la boca. Se había pinchado con la aguja herrumbrosa del gramófono de la tía Susana. A últimas horas su rostro mostraba cansancio y su piel adquirió el color de las ciruelas japonesas. Sin embargo sus ojos brillaban y esbozaba una tenue sonrisa. Me pidió un té pero cuando regresé de la cocina ya se había marchado. Miré por la ventana y la vi andando rápido mientras intentaba ocultar algo entre sus ropas. Recuperé la lectura. Unas páginas después la niebla se volvió naranja y la noche aullaba. Salí al jardín y las voces y el sonido agudo me guiaron hasta la casa de Mili. Una ambulancia se alejaba. Ella yacía en la sala. Su corazón no resistió el bombeo de la sangre oxidada. A su lado la vieja fuente de la abuela se esparcía en trocitos por el suelo. Como hielo picado salteaba una fotografía amarillenta donde una joven Mili sonreía con una bandeja de cristal en la mano junto a un hombre. Me acerqué, era el jardín de casa, y reconocí tras sus gafas la mirada feliz de mi abuelo.
No se que pensar: era una vieja ladrona? o era una pobre mujer que amó y no fue correspondida? o tal vez fue a ella a quien le robaron y hoy el destino volvía a sisarle la vida?
ResponderEliminarEn fin que tus letras amiga mía son un disfrute
Un besote
Creo entender que la ancianita tuvo algo que ver con el abuelo cuando eran jovencitos. Una historia de amor del pasado.
ResponderEliminarLa bandeja la tenía ella pero, por su edad, no lo recordaría...
Felicidad, felicidades, porque me quedo con un velo de misterio que me encanta.
Adorable historia.
Besos y felicitaciones.
Oi Felicidade, mais uma linda historia. Ja estava com saudades de passar aqui pra ler seus escritos.
ResponderEliminarAdorei a história, passado sempre trás muitas lembranças.
Maravilhoso seu post. Fico emocionada sempre que te leio, as palavras sempre tocam minha alma muito profundo.
Estou de volta depois de uns dias ausente.
Desejo uma semana imensa de coisas boas. Obrigada pelo carinho da amizade...Um abraço!
La belleza de tu historia la convierte en un cuento de cristal, donde cada frase lleva tallada una niebla irreverente pocas veces leída de la precisa manera que la describes que se siente y se ve, y un amor insomne a los años que desea aferrarse al último vestigio de su existencia.
ResponderEliminarEs preciosa tu historia, Felicidad, y la atmósfera literaria creada, de matrícula de honor. Mis palabras, nada más lejos de halagos, son meros acercamientos infructuosos a lo que me ha transmitido este bellísimo texto.
Mi admiración y un enorme abrazo.
Es una de esas historias que se queda ronroneando en tu cabeza, intentando resolverse una vez que la has dejado de leer, cuando apagas el ordenador y oyes el estallido de los cristales de la bandeja. Entonces te preguntas, ¿la robó el recuerdo?
ResponderEliminarUn abrazo
He disfrutado muchísimo esta historia.
ResponderEliminarMili volvió simplemente a recuperar su pasado, simplificado en aquella bandeja que dejó de ser suya durante muchísimos años.
Al encontrarla, pidió un té y huyó con su tesoro.
Enhorabuena, amiga mía, has hilvanado este relato de forma magistral.
Cariños varios, escritora.
Pobre Mili, ¿qué habrá querido revivir poseyendo esa fuente? Desgraciadamoente encontró un camino más corto al pasado.
ResponderEliminarMuy buena historia, me encanta tu forma de ir llevando los pasajes de tus cuentos,.
Un cariño.
mariarosa
Una bandeja de cristal...como un símbolo de transparencia y fragilidad ha dejado una impronta sugerente.
ResponderEliminarUna treta del destino, un final de cierre de círculo, y el personaje de Mili como único testigo de lo que pudo haber sido.
Me encantó Felicidad un final abierto en un relato precioso!
Un fuerte abrazo y buen comienzo de semana.
Rectifico: El personaje testigo sería la nieta.
ResponderEliminarAbrazos otra vez.
Vien a degustar un café en tus libros y tus "fotos"... y lo hallé... Gracias por tu presencia en mi vida
ResponderEliminarUn abrazo y que el 2012 te llene de dicha
40añera, te agradezco mucho que hayas entrado al Café Literario en el día de tu cumpleaños. Felicitaciones amiga.
ResponderEliminarSe que la niebla contrasta con la transparencia del cristal y el pasado, a veces, tiene esta mezcla.
Gracias por tu amable comentario.
40añera un fuerte abrazo y que todos tus deseos se cumplan cuando termines de apagar las velas
ResponderEliminarTowanda, los recuerdos de esas viejas historias aparecen muy nítidos cuando el tiempo ha pasado y solo quedan los objetos para aferrarse a lo vivido. Para constatar que no fue un sueño.
ResponderEliminarGracias amiga por pasarte por el Café Literario y por tu comentario
Un gran abrazo
Smareis, me alegra encontrarte en este nuevo año en el Café Literario.
ResponderEliminarAgradezco tus amables palabras y es para mi muy interesante acudir a tu blog y reflexionar con cada uno de los temas que expones siempre con la mirada positiva.
Un abrazo enorme
Sencillamente, ¡sorprendente!
ResponderEliminarMarisa, la niebla, y me alegra mucho tu percepción, es "un personaje más" a la que se adhieren sensaciones y sentidos y envuelve la nebulosa de una historia que se debió mover entre nieblas.
ResponderEliminarUn historia frágil que se obsesiona con un objeto de cristal, nexo con esa realidad que el personaje no quiere que se difumine.
Amiga, me alegra mucho que te guste el relato y agradezco tu comentario que tomo como estímulo.
Un fuerte abrazo
Aníbal, reconozco que hay historias que nos siguen más allá de la lectura pero tu comentario me parece de una hermosa reflexión poética. Y en esa línea de pérdida, de ausencia está la lucha del personaje por volver a ver y tener entre sus manos el símbolo de ese recuerdo.
ResponderEliminarAmigo, un gran abrazo
Juglar, efectivamente el retorno del personaje al pasado estaba vinculado con el reencuentro con esa bandeja de cristal. Un objeto que atraviesa la niebla y que a través de su transparencia nos sugiere una historia que trasciende al objeto en sí.
ResponderEliminarJuglar, gracias por tu generoso comentario.
Un fuerte abrazo
Dejarse llevar por tus palabras es una experiencia fácil que te llena de temperatura cutánea y olor cálidos. Muy corporal. Hermoso.
ResponderEliminarUn placer. Un abrazo.
Mariarosa, las huidas del pasado o su búsqueda desesperada pueden entrañar ciertos riesgos y más de una trampa. Y en ese deambular en ocasiones no se pueden evitar los cristales rotos.
ResponderEliminarAmiga, un fuerte abrazo
Adriana, sí es cierto que la nieta llega al final de la trama sin conocerla ni buscarla, pero es precisamente a través de la transparencia de una bandeja como logra reconstruir el puzzle de una historia que desconocía o que abre nuevas interrogantes.
ResponderEliminarMi querida Adriana gracias por entrar siempre a este Café Literario.
Un gran abrazo amiga
Francisco, siempre es un deleite para mi acudir a Colombia de degustar tu hermosa poesía.
ResponderEliminarGracias a ti por escribir tan bien.
Un gran abrazo
Alex, existen personajes e historias que nos conducen invariablemente a la sorpresa.
ResponderEliminarAgradezco tu paso por el Café Literario y tu amabilidad al dejar tus comentarios.
Un fuerte abrazo
Quizás Mili sentía la imperiosa necesidad de aferrarse a su pasado, un amor nunca olvidado y el recuerdo de la bandeja de cristal tallado como único vínculo que le unía a aquel recuerdo de juventud… nunca olvidado.
ResponderEliminarMe encanta como describes la historia en tu relato, se palpa la niebla, la ilusión en los ojos y la sonrisa en el rostro de Mili.
Una belleza tus relatos, que espero cada lunes para poder leerlo y sumergirme en tus letras.
Siempre mi admiración, Felicidad.
Un fuerte y cálido abrazo
Felicidad, me encanta la metáfora del cristal combinada con una historia de amor, no has podido elegir mejores elementos para crear un bello relato.
ResponderEliminarUn gusto leerte, para comenzar bien el año bloguero.
Cariños,mi buena amiga.
Felicidad,ayer vine y dejé un comentario,pero no debió pasar seguramente.
ResponderEliminarMili,vuelve a por el símbolo real de aquellas vivencias,que aún siendo presentes en su corazón,van borrándose de su mente...El sentimiento es poderoso y se alza por encima del tiempo,tocando las cosas materiales,los sueños y las fotografías,que perduran,dando fé de vida...
El ser humano es amor en su esencia y sólo el amor lo mueve y lo mantiene...
Mi felicitación por esta preciosidad,que nos dejas,amiga.La fuente de crista representa el sentimiento,que el hombre,siente y mantiene como prueba de su SER Y DE SU ESENCIA.
Mi abrazo inmenso por tu maestría en la forma y en la profundidad del contenido.
M.Jesús
Sneyder, el pasado siempre es ese lejano lugar que, a veces, la niebla no permite percibirlo con la nitidez que se desea. Y como hilo de Ariadna que conduce hasta él, los elementos tangibles se covierten en el necesario nexo de unión.Así debió sentirlo el personaje de Mili.
ResponderEliminarGracias por tu generoso comentario amiga.
Un gran abrazo
María, me alegra que te guste la métafora de la bandeja de cristal a través de la cual se vislumbra esa historia de amor que envuelve la niebla de la tarde.
ResponderEliminarAgradezco mucho tus palabras y valoro que cada semana pases por este Café Literario desde ese hermoso y querido país de Venezuela.
Un abrazo que llegue hasta Caracas
María Jesús, gracias amiga por venir y comentar dos veces este relato. La verdad es que el primero no se registró pero ya se sabe que Bloguer tiene sus inconvenientes.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo en que los objetos, esos a los que dotamos de especiales por cualquier circunstancia, especialmente emocional, son testigos pero sobre todo, como tú dices, dan fe de vida. De esas experiencias que llegan como un sabor dulce y que se necesita un ralidad tangible y presente para constatar que no fue un sueño.Y por supuesto tu bella reflexión sobre la esencia del ser humano radicada en el amor.
Agradecida doblemente por tu comentario.
Un gran abrazo y una feliz semana amiga
Un relato estremecedor, vibrante y maravilloso como el amor mismo. ¡Felicitaciones! Un abrazo cordial.
ResponderEliminarBuenas noches
ResponderEliminarUna entrada ¡sugestiva! Cuando estas leyendo se te eriza el pelo hermosa historia
gracias por compartirlas
Un gran abrazo y muchísimas bendiciones para ti
Amiga mía, qué tierno relato. El mundo que se guarda en una foto es insospechado. Tu descripción del desván me ha hecho estornudar. . . Mi felicitación y despedida por unos días, aunque sabes que me voy con "la portátil", como dicen Uds. No me olvides. Vuelvo pronto. Un abrazo fuerte, Felicidad.
ResponderEliminarLa aparición del abuelo le da a la historia le da un toque mágico a la historia. Saludos.
ResponderEliminarleerte es admirarte Hace poco tiempo que te he encontrado a vos y a dos poetas argentinas mas. Creo que las tres son maravillosas escriben desde la pasion del cerebro Ya te mandare las direcciones Las tres tienen algo en comun Son maravillosas escritora.y mientras tomo el té de la mañana te disfruto a vos y a tus letras
ResponderEliminarSangre oxidada o sangre rejuvenecida por los recuerdos de un amor platónico o imposible fue lo que provocó la muerte de Milly? Quien sabe... Sólo sé que el relato es exquisito y rico en cuanto a la forma y al fondo. Eres una estupenda escritora Felicidad.
ResponderEliminarAprovecho para enviarte mis mejores deseos en este año que recién empieza.
HOLA FELICIDAD
ResponderEliminarMILI UN SER QUE VIVE AFERRADA A UN PASADO Y QUE NECESITA DE ALGUNA MANERA TENER CONTACTO DIRECTO CON AQUELLAS SENSACIONES DE ANTAÑO, DULCEMENTE ATESORADAS EN SU CORAZON. ELLA QUIERE RETENER ESE IDEAL QUE SE ESFUMA POR LOS RECODOS DEL TIEMPO Y ESA MANERA DE HACERLO RESULTA SER UNA TRAMPA QUE LA DEJA AL DESCUBIERTO.
EXCELENTE TEXTO QUERIDA ESCRITORA, ERES GENIAL, SIEMPRE TE LO DIGO. ESCRIBES CON ESE ESTILO TAN PARTICULAR Y ESPECIAL, COMO LOS GRANDES CLÁSICOS QUE ME ENCANTA.
UN BESO ENORME.
CARIÑOS
Amigos S.A.D. E. Filial Villa María, gracias por venir a este Café Literario y dejar su amable comentario.
ResponderEliminarLes deseo un fructífero y literario año.
Un gran abrazo
Lola, gracias por pasar por el blog y destinar parte de tu tiempo a la lectura del relato. Me alegra contar con tu presencia y que te haya gustado.
ResponderEliminarMis mejores deseos para el 2012.
Un fuerte abrazo
Zuni, si te llevas el portátil en tus vacaciones tus lectores vamos a estar de suerte porque muy probablemente publiques algún poema o relato.
ResponderEliminarSí, reconozco que el desván había permanecido demasiado tiempo sin ventilación, sin que la luz y la curiosidad pusieran al descubierto sus secretos.
Felices días de descanso amiga.
Un gran abrazo
David, el abuelo es ese personaje que siempre ha estado ahí desde el principio pero que solo aparase en primer plano cuando el relato llega a su fin.
ResponderEliminarUn gran abrazo que llegue hasta Lima
Mucha, gracias por tomarte el té por la mañana con alguno de mis relatos. Un honor. Claro que me gustaría conocer las direcciones de las poetas argentinas y poder leer sus poemas.
ResponderEliminarMe ha emocionado mucho lo que dices de escribir desde la pasión del cerebro porque así es. Hay pasión y mucha pero también trabajo en la creación literaria, más allá que unas veces se consiga un buen resultado y otras no tanto.
Agradezco tu generoso comentario.
Un fuerte abrazo
Belkis, es cierto amiga que el relato sugiere algún tipo de amor o relación en un pasado que siempre debió estar presente en la protagonista.
ResponderEliminarEres muy amable en tu comentario y agradezco que parte de tu tiempo lo inviertas en venir al Café Literario.
También yo te deseo a ti y a tu familia lo mejor para este año recién estrenado.
Un gran abrazo
Luján, bello y poético el comentario que haces del relato. Ciertamente el pasado que termina siendo una nebulosa que oculta tesoros de incalculable valor emocional necesita, para el personaje, ser rescatado. La manera y las consecuencias son las que van ilustrando la trama.
ResponderEliminarGracias amiga por tus palabras y por acudir a este Café Literario. Un lujo para mi.
Un fuerte abrazo
El gran Harold! preciosa entrada!!
ResponderEliminarun abrazo!
Amigo de Guatemala,efectivamente he colocado una foto del magnífico actor Harold Lloyd para ilustrar este relato.
ResponderEliminarGracias por venir a este Café Literario y por tu comentario.
Un gran abrazo
Feliz 2012, preciosa historia para leer en esos días en que me toma por sorpresa la nostalgia, sobre todo las de los amores...
ResponderEliminarCariños!
Querida amiga, la vida se vuelva más y mas transparente y dulce con el paso del tiempo...y esa transparencia .... hizo que él fuera nuevamente suyo y solo suyo....
ResponderEliminarme ha encantado. ...los detalles del desván, la bandeja, la abuelita, la foto, todo este de verdad.... me parece lindo..
como tu... que me contestas cosas en mi casa.. que de verdad me resultan no solo inteligentes.. sino emocionantes..
besitos
¡Qué lindo cuento! Muy espiritual, la tía Susana defendió un secreto cuya única protectora era la anciana de la casa de al lado, ¿cuánto de ese amor conocía o habrá atizado el abuelo? En definitiva, se revela el valor del intenso sentimiento y su pureza; ya que, esta dama ha cuidado a la nieta más allá de él mismo.
ResponderEliminarAy, con las buenas amigas, cuando el amor no pide permiso...
http://enfugayremolino.blogspot.com/