La lluvia en los hoteles no tiene sonido. Se la ve cortando el aire o danzando al ritmo del viento. Abrillantando las fachadas de los edificios o entelando la noche. Y por más que aguzara el oído solo escuchaba las voces del pasillo. Terminé de retocarme la línea de los ojos y bajé a cenar. Me ofrecieron una mesa desde la que seguir contemplando el invierno. Mi rostro quedó suspendido frente a la calle y el ventanal me devolvió una expresión ausente y me sonreí. El carmín se expandió y mi cara pareció aligerarse de las valijas del pasado. Sentada en un archipiélago de mesas ocupadas o vacías, observé de soslayo al resto de los comensales. Allí se congregaban las parejas jóvenes y cómplices, las de mayor edad que comían en silencio y sin mirarse. No faltaba la familia bulliciosa, ni los huéspedes solitarios frente a su copa de vino. Brindé a la nada.
Las notas del tercer nocturno de Listz guiaron mi atención al punto más alejado del comedor. Y allí tropecé con la sonrisa que me había abandonado hacía más de cuatro años. Departía con su nueva mujer. Me apresuré a terminar la cena pero el camarero se demoró con el postre y Andrés terminó descubriéndome. Se levantó y avanzó por la sala. Me busqué precipitadamente en el espejo que guardaba en el bolso como si así rescatara otro rostro que cubriera el mío. ¿Qué tal? Sentí su mano en mi brazo y su aliento aproximarse a mi mejilla. Apenas había cambiado, salvo la barba rasurada y el cabello más largo. Mientras le mentía sobre lo bien que me iba todo, desvió la vista hacia la ventana. Parece que la lluvia arrecia. Mi interior se cimbreó como si un movimiento sísmico hubiera recorrido la ciudad. Cuando vivíamos juntos, Andrés jugaba con los días y sus cielos. El teléfono sonaba o aparecía de pronto en casa o en la librería y me decía el cielo está azul, nos vamos al mar. Si las nubes emergían blancas y barrocas, era el tiempo de adentrarse por los senderos del bosque. Hoy los grises entristecen el cielo, pasearemos por la ciudad. En los días de lluvia bastaba el chispazo en los ojos. Subíamos la escalera hacia el dormitorio convertidos en expedicionarios, dispuestos a explorar nuestros cuerpos como si fuera la primera vez. Descendíamos parsimoniosos desde los polos. Nos entreteníamos en las elevaciones. En los desiertos nuestras bocas se aprovisionaban en cada oasis. Nos demorábamos en los volcanes. Las manos se deslizaban sobre extensiones de piel. Los ríos fueron siempre caudalosos y los océanos de mar de fondo. Los labios se volvían expertos rastreadores. Cuando alcanzábamos el ecuador ya los cielos explotaban en fuegos artificiales. Y el sonido de la lluvia se escurría entre las sábanas. Cruzamos las miradas y nos despedimos. Subí de nuevo a la habitación sorda y ajena al agua que engullía la noche. Me refugié en la cama convocando al olvido. La madrugada despuntaba cuando creí percibir dos tonos agudos de teléfono como gotas al caer sobre un charco. Un mensaje entró mientras dormía o fue el sueño quién lo trajo ¿y si los días de lluvia regresaran?
Las notas del tercer nocturno de Listz guiaron mi atención al punto más alejado del comedor. Y allí tropecé con la sonrisa que me había abandonado hacía más de cuatro años. Departía con su nueva mujer. Me apresuré a terminar la cena pero el camarero se demoró con el postre y Andrés terminó descubriéndome. Se levantó y avanzó por la sala. Me busqué precipitadamente en el espejo que guardaba en el bolso como si así rescatara otro rostro que cubriera el mío. ¿Qué tal? Sentí su mano en mi brazo y su aliento aproximarse a mi mejilla. Apenas había cambiado, salvo la barba rasurada y el cabello más largo. Mientras le mentía sobre lo bien que me iba todo, desvió la vista hacia la ventana. Parece que la lluvia arrecia. Mi interior se cimbreó como si un movimiento sísmico hubiera recorrido la ciudad. Cuando vivíamos juntos, Andrés jugaba con los días y sus cielos. El teléfono sonaba o aparecía de pronto en casa o en la librería y me decía el cielo está azul, nos vamos al mar. Si las nubes emergían blancas y barrocas, era el tiempo de adentrarse por los senderos del bosque. Hoy los grises entristecen el cielo, pasearemos por la ciudad. En los días de lluvia bastaba el chispazo en los ojos. Subíamos la escalera hacia el dormitorio convertidos en expedicionarios, dispuestos a explorar nuestros cuerpos como si fuera la primera vez. Descendíamos parsimoniosos desde los polos. Nos entreteníamos en las elevaciones. En los desiertos nuestras bocas se aprovisionaban en cada oasis. Nos demorábamos en los volcanes. Las manos se deslizaban sobre extensiones de piel. Los ríos fueron siempre caudalosos y los océanos de mar de fondo. Los labios se volvían expertos rastreadores. Cuando alcanzábamos el ecuador ya los cielos explotaban en fuegos artificiales. Y el sonido de la lluvia se escurría entre las sábanas. Cruzamos las miradas y nos despedimos. Subí de nuevo a la habitación sorda y ajena al agua que engullía la noche. Me refugié en la cama convocando al olvido. La madrugada despuntaba cuando creí percibir dos tonos agudos de teléfono como gotas al caer sobre un charco. Un mensaje entró mientras dormía o fue el sueño quién lo trajo ¿y si los días de lluvia regresaran?
Ella no me vio, no me sintió, pero estaba a su lado... Tu descripción tan precisa, de nuevo, me hizo imaginarme sentada a su lado y brindando con ella. Cuando se miró en el ventanal, imaginé mi rostro al lado del suyo...
ResponderEliminarMe encantas, Felicidad.
El final es abierto y yo le auguro una sorpresa, me gustaría que fuese así.
Otro relato mágico que me ha gustado muchísimo. Te felicito y me encanta ir descubriendo tus historias.
Besos.
Towanda, casi siempre intento que el lector no sea un visitate pasivo del Café Literario sino que sea partícipe, de una manera o de otra. Reinventando la historia después de la última línea o sintiéndose un personaje próximo y cercano a los protagonistas. Así que me ha encantado lo que me has escrito.
EliminarMaría, el final es abierto o no.
Un gran abrazo y gracias por venir por aquí y dejar tus comentarios.
Felicidad,magnífico relato...
ResponderEliminarEsa lluvia que es "vigilante y cómplice"del amor,vuelve a caer con sus rítmico y húmedo recuerdo...Y la "casualidad" está ahí con voz y cara sugerente.La vida vuelve de nuevo con sus cielos y sus nubes,renovando el sentimiento...Todo pasa y todo queda,porque vuelve,se adhiere a la piel y juega con la protagonista,que es consciente de ello y convoca al olvido...
Mi felicitación por tu maestría dando vida a la vida,relacionando los elementos naturales con el paso de la vida en el alma.Me ha encantado tu exposición de ese amor,que es pura naturaleza...
Mi abrazo grande por ese placer que has puesto en las letras y se palpa,amiga...UNA GOZADA.
FELIZ SEMANA Y HASTA PRONTO,AMIGA.
M.Jesús
María Jesús, las referencias a la naturaleza y sus estados de ánimo tienen, como bien señalas, toda una simbología emotiva y sensual. Los recuerdos puden ser rescoldos que se avivan con el aire de los recuerdos o la presencia de quienes apagaron abruptamente la llama.
EliminarPara mi es muy importante tu comentario, pues te considero una gran y magnífica poeta que extraes de la naturaleza las materias primas de la vida en estado puro y con una sensibilidad extraodinaria.
Agradezco amiga tu entrada al Café Literario y tus siempre profundos comentarios. Gracias por tus palabras tan amables
Un gran abrazo y una muy feliz semana
¡Qué gráficas son tus descripciones! Es muy, muy fácil meterse en los personajes y escudriñarlos por dentro.
ResponderEliminarUn relato emotivo, tierno y cercano, que nos lleva a un final que nos deja en ascuas.
Es curioso, porque en la primera parte, antes de descubrir su presencia en el comedor, parecía que nuestra protagonista había dejado un pasado atrás y comenzaba una nueva andadura, brindando incluso por su soledad y hasta por lo que podía llegar.
Cuando la evocación de días lluviosos la llevaron al exhaustivo recuerdo de la pasión compartida, el argumento toma otros derroteros.
Me ha encantado, amiga mía.
Tus historias enganchan desde el título. No podía ser mejor.
Cariños varios, Felicidad.
Juglar, los personajes, como en la vida misma, no están exentos de contradicciones y frente a lo que se cree superado puede aparecer un imprevisto que haga tambalear sus aparentes bien cimentadas columnas.
EliminarLa lluvia y su simbología a lo largo de todo el relato es el elemento sobre el que se desenvuelve la trama y nos conduce a ese final lluvioso.
Amiga Juglar, te agradezco mucho el certero y magnífico análisis del realto. Y, por supuesto, quiero darte las gracias por tus apreciaciones generosas hacia mi escritura.
Un abrazo grande y cercano
Muy bien logrado, Eres fantástica, talentosa y genial Saludos cordiales.
ResponderEliminarS.A.D.E. Filial Villa Santa María, es para mi una alegría su visita y un honor que lea mi relato.
EliminarGracias por sus palabras que tomo como un estímulo para continuar trabajando.
Un fuerte abrazo
Felicidad, me encanta esa descripción geográfica que haces del recorrido exploratorio de los amantes, ese transitar por oasis, volcanes y ríos hasta llegar al ecuador. Genial, amiga.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, y que tengas una feliz semana.
María, explorar, indagar, descubrir... y tantos otros verbos que pueden aplicarse al encuentro, al conocimiento del otro. La naturaleza y sus intensas simbologías, e incluso, analogías.
EliminarAmiga también te deseo una buena semana.
Un gran abrazo
Siempre disfruto de tus relatos, me meto en las situaciones de los personajes y recorro como ellos todas las magníficas descripciones que nos ofreces formando parte de la trama, es como estar de cuerpo presente oyendo la lluvia, delineándose los ojos frente al espejo, bajar al comedor y sentarse en la mesa... espiando cada movimiento.
ResponderEliminarLa lluvia cómplice convocó al vigilante de los Cielos? casualidad...causalidad?
Y si los días de lluvia regresaran...una invitación a un final abierto y espléndido.
Me encantó Felicidad, realmente mágico.
Un fuerte abrazo !
Adriana, intento, no siempre se logra claro, que cada lector participe en la trama, que sea testigo cercano o se coloque, siquiera por unos instantes, en la piel de alguno de los personajes, que sean sus ojos de alguna manera. Sé que hay finales más cerrados y otros que admiten una historia nueva y eso enriquece la creación de quien lee y de quien escribe.
EliminarTu comentario en lo que se refiere al relato es de una gran belleza y sensibilidad. Y te agradezco amiga, de todo corazón, tus amables palabras hacia mi. Es un acicate para trabajar y mejorar.
Un enorme y cálido abrazo
Vaya qué situación, su decir es tan fluído que estuve en el comedor y me pregunté: -¡Ay! y ahora que estamos otra vez aquí ¿qué hacemos con las notas del tercer nocturno de Listz? mientras la lluvia arrecia en este archipiélago, y viene al rescate el acompañante de su nueva mujer, aquella que está en la última mesa? - Uy, me tropecé con algo que me había abandonado hacía más de cuatro años. ¿MMmm, es la sonrisa de él o la mía?.
ResponderEliminarLuego, me quedé pensando en qué bien le vendría al Café Literario que nos cuente ¿Qué ocurría con la dama de la mesa del fondo cuando vio, que el ex barbudo, iba derechito hacia una isla que conocía muy bien?
APLAUSOS
http://enfugayremolino.blogspot.com/
Laura, como excelente poeta que eres has vuelto los focos hacia el fondo del comedor, hacia esa mujer que ve que su pareja se levanta y se va en dirección a su antiguo amor. Sin duda, en esa perspectiva hay un nuevo e intenso relato. Sus pensamientos, sus dudas, su temores...
EliminarLaura me ha encantado tu maravilloso y literario comentario. De donde ha surgido una nueva historia. Y todo con el fondo del Sueño de amor de Franz Liszt.
Un gran abrazo hasta Argentina
Que buen cuento. Creo que es poco decir bueno, es magnifico.
ResponderEliminarEsa sonrisa que te abandono un día, quiere volver a iluminarse en tus ojos... será cuestión de pensarlo y volver... ¿ o no? Quién sabe.
Aplausos.
mariarosa
Mariarosa, los recuerdos suelen regresar desde la memoria, pero algunos se presentan en persona y eso lo que le ocurrió a la protagonista que debe enfrentarse desde su isla-mesa a un pasado tal vez no superado del todo. Y, el futuro, amiga, siempre es abierto.
EliminarAgradezco tu venida desde Argentina a este Café Literario.
Un gran abrazo
Me ha gustado mucho, muchísimo... y brindo contigo a esa nada enamorada.
ResponderEliminarUn beso
Estrella, me alegra mucho que te haya gustado.
EliminarAl brindis invita el Café Literario.
Un cálido abrazo
Nostálgico cuento. Me gusto, sobre todo cuando ella lo mira y luego él se acerca. Esas líneas me fascinan.
ResponderEliminarDavid, el momento en el que las miradas se cruza y se reconocen, es un instante casi eléctrico. Para ti amigo, gran experto en cine, es uno de esos momentos cinematográficos.
EliminarGracias por tus palabras.
Un fuerte abrazo
Felicidad muchas gracias por tus palabras en el blog.
EliminarAdoro la lluvia y su sensualidad en el marco en que ubicas a los ex. Me identifico muy bien en esa situacion, que regresen aquellos gloriosos dias con su humanidad a fondo.
ResponderEliminarTus historias hipnoticas son siempre para releer, pero cuando en ellas llueve... es como si lloraran los angeles y el sabor a gloria se instala en el alma... y los sueños estan mas cerca de cumplirse. Gracias por la belleza de tu imaginacion.
Besos lluviosos.
Carol, me ha emocionado tu sensible y bello comentario en lo que respecta a la historia. La lluvia tiene un intenso significado sentimental y sensual, es un lenguaje que solo los dos personajes conocían y que tuvieron que descifrar cuando ya solo les unía el pasado. Y es lluvia, sí, y son lágrimas como refieres, y muchos sentimeintos más que cada lector encontrará.
EliminarY los sueños, Carol, se cumplen.
Gracias por ser tan amable conmigo y por tus palabras siempre emotivas.
Un cálido y gran abrazo
Tus descripciones me hacen acordar a Nerduda... imágenes que pasan frente a mis ojos a las que yo no sabría ponerles palabras! besos Felicidad!!!
ResponderEliminarPaula, son muy amables y generoas tus palabras.
EliminarIntento que el lector siga la trama al mismo tiempo que el personaje. Imágenes, sonido, sensaciones... se perciban casi al unísono.
Un gran y muy cálido abrazo
Un relato emotivo cargado de sentimientos, hace adentrarse en el personaje con tus descriptivas situaciones.
ResponderEliminarUna lluvia de recuerdos le devolvió su expresión ausente frente al ventanal, parece asumir que el pasado quedó atrás… su presencia en el comedor junto al sonido de la lluvia parece envolverla en los apasionados y felices momentos del ayer… y le hacen reverdecer sentimientos que laten dormidos dentro de ellos…
El final del relato deja una puerta abierta a la esperanza, quizás de un bello encuentro sorpresa para ambos…
Me encanta tu relato Felicidad.
Un cálido abrazo
Sneyder, sí, la lluvia es ese hilo conductor que actúa en el presente, pero que llega desde la nostalgia y quiere proyectarse en un futuro. Simbología que envuele el relato. El agua hace germinar en la protagonista recuerdos solapados, o la menos, apartados.
EliminarSneyder, en la vida siempre hay resquicio para la esperanza.
Gracias por venir al Café Literario y dejar tus impresiones.
Un afectuoso abrazo
querida Felicidad, tu relato derrama magia y sensualidad, maravillosa prosa!
ResponderEliminarun fuerte abrazo!!!!!
Patricia, agradezco que hayas tenido la amabilidad de venir al Café Literario y dedicar parte de tu tiempo a su lectura.
EliminarGracias, amiga, por tus palabras
Un gran abrazo
Es que a veces, la mayoría, la lluvía va hilvanando con la soledad un collar de cuentas hechas de nostalgias.
ResponderEliminarBreve pero totalmente descriptivo relato que nos lleva de la mano a ese hotel
Me encantó!
Un abrazo!
Perla, la nostalgia, como poéticamente comentas, hace acto de presencia y se acrecienta con la soledad. Si narra la brevedad del instante y el sueño de algo que la protagonista desea que suceda. Luego llega la realidad con sus cosas y ya se sabe.
EliminarAmiga, gracias por venir al Café Literario y dejar tus interesantes apreciaciones.
Un gran abrazo
La música transportando el inconsciente, para continuar una historia, yo he escuchado por ahi, que las hormonas saltan a pesar de uno, buenísima tu entrada Felicidad, leo siempre con avidez tus historias, un abrazo feliz,
ResponderEliminarCarmen, la música es un elemento de fondo que forma parte de las escenas exterior e interior de los personajes. No solo porque acentúa cierta nostalgia sino porque es un lenguaje que corre paralelo al lenguaje de las palabras y al lenguaje de la imágenes.
EliminarCarmen, aprovecho para darte la enhorabuena a ti y tus compañeros por el nuevo número de la revista Verbo (des) nudo. Un placer leerlos.
Un gran abrazo
HOLA QUERIDA FELICIDAD
ResponderEliminarME ENCANTÓ ESA FORMA DE DARLE UN FINAL ABIERTO Y QUE LUEGO CONTINUARA EL RELATO.
EN LA PRIMERA PARTE AQUELLA MUJER SE ENCONTRABA FRENTE A UNA SOLEDAD REAL Y ERA PARTÍCIPE DE ESCENAS QUE LA ENVOLVÍAN CON SU NOSTALGIA.
LUEGO EL ENCUENTRO ENTRE DOS PERSONAS DANDO MARCO A UNA RELACION SOÑADA.
INCREIBLES METÁFORAS RESUELVEN LA TRAMA EN UN MARCO SUTIL, ELEGANTE... COMO ME GUSTA A MÍ.
EXCELENTE HISTORIA, COMO SIEMPRE AMIGA MIA.
UN PLACER LEER TAN INCREIBLE TRAMA Y TAN BIEN RESUELTA.
NADIE ESCRIBE COMO TÚ, ME SIGUES PARECIENDO A LOS CLÁSICOS.
ES QUE HAS LEÍDO MUCHO.
TE DEJO UN FUERTE ABRAZO.
BESOS
Luján, sí, hay una primera parte donde el personaje denota soledad y la nostalgia la asalta en medio del "Sueño de amor" de Liszt, después acontece el encuentro que remueve ese pasado del que probablemente se sentía a salvo. Y el final es como la vida misma, sueño, realidad, esperanza, duda...
EliminarAgradezco amiga tus comentarios tan literarios y certeros del relato. También te doy las gracias por tus palabras amables y generosas que son un estímulo para mi.
Te he dicho varias veces creo, que eres capaz de hacerme sentir más allá de las letras hoy lo has vuelto ha conseguir amiga mía.
ResponderEliminarEstupendo relato
Un besote
40añera, gracias por tus palabras, son muy amables y consideradas conmigo amiga.
EliminarAprovecho para felicitarte por el segundo aniversario de tu brillante blog. Donde he pasado y paso muy buenos momentos.
Un fuerte abrazo
Gracias a ti compañera
EliminarUn besito más
¡Qué bárbara Felicidad! qué manera de decir. He vuelto después de una ausencia considerable, y como siempre da placer leerte. Sos talentosa.
ResponderEliminarUn abrazo grande!!!
Susana, agradezco la generosidad de tu comentario. Un estímulo para mi trabajo.
EliminarEres muy generosa conmigo.
Me alegra que te guste este blog.
Un fuerte abrazo
Amiga Felicidad, brindemos nosotros por tu incorporación a DEL ROSA AL AMARILLO. Acabo de anunciar tu colaboración para la próxima semana.
ResponderEliminarSin duda le darás categoría al blog.
Si deseas rectificar algo de lo que acabo de escribir sobre tí, solo decírmelo.
Un gran abrazo
Diego, muchas gracias por considerar uno de mis relatos para publicar en tu blog.
EliminarSabes que es un honor participar en tu espacio DEL ROSA AL AMARILLO
Muy agradecida.
Un fuerte abrazo
Estupendísimo relato Felicidad. Me sentí en el escenario y hasta vibré de emoción al imaginarme la pasión que desbordó el corazón de la que por lo visto no había olvidado a aquel vigilante de los cielos que tan hábilmente disfrutaba de las variaciones del tiempo. Un cariñoso saludo
ResponderEliminarBelkis, el pasado no se limita a su tiempo, de vez en cuando tiene la tentación de hacerse presente.
EliminarMe alegra mucho que te haya gustado el relato. Gracias por venir al Café Literario
Un gran abrazo
brindar por la nada es brindar por todo ..lo hermoso lo malo lo bueno las lagrimas las risas tu vida tus anhelos.
ResponderEliminarMe encantan tus escritos querida vienen desde el cielo
Mucha, sí, ese brindis a la aprente nada no es gratuito, encierra un pasado, evoca una nostalgia doliente que aún late.
EliminarGracias por acercarte a este Café Literario desde Estados Unidos.
Un gran abrazo
Me encantan los relatos en los que no me cuesta visualizar las situciones y meterme en la piel del personaje.
ResponderEliminarDescribes el escenario, el clima (me refiero a la atmosfera) a los personajes y sobre todo haces que sintamos las "tormentas interiores" de estos.
Me encanta,en el fondo me he mimetizado tanto con la mujer que la imagino sorprendida, esperanzada, ruborizada,sumergida en un mar de dudas y pienso,no seas tonta, no contestes el mensaje, buscate a otro con el compartir lo que has aprendido,deja el pasado en el pasado y avanza...
Bicos.
Alondra, es mi itento, bastante reiterado, que el lector forme parte del relato, no solo desde la lectura pasiva, sino casi como un personaje más, aportando y enriqueciendo la historia como tú lo haces.
EliminarGracias amiga por tus siempre lúcidas e interesantes consideraciones.
Un gran abrazo
Me ha ecantado este encuentro , con uno mismo , mirar por ese espejo y ventanal desde el cual se mira y nos miramos en medio de todo y en medio de nada , siempre es un gusto inmenso el leerte .
ResponderEliminarUn abrazo Felicidad
Pablo, los espejos son, a veces, esos extraños que nos devuelven la imagen que no creemos ser ni tener y que, de pronto, nos desvela todo un mundo.
EliminarGracias amigo por venir a este Café Literario
Un gran abrazo hasta Ecuador
Tus palabras son las vias perfectas para que el tren de nuestra imaginación vuele sin pausa por las estaciones de los sentidos. Un placer leerte, tienes un seguidor más, Un abrazo.
ResponderEliminarVanten, bienvenido al Café Literario.
EliminarGracias por la poesía de tu comentario y por la amabilidad que encierran.
Un gran abrazo
Qué bello es soñar cuando te lo permite la fantasía. En la penumbra estaba ella, esperando sin esperar, rememorando cada instante vivido.
ResponderEliminarPrecioso relato que te deja en suspenso cuando piensas que termina.Bello relato en forma de poema.
Un beso,
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