Dos cirros volaban hacia el mar. Pasaron por encima del faro y se precipitaron hacia el acantilado. La luz de la mañana se arrastraba por sus paredes y formaba lagunas de sombras en el suelo. El mar se perdía y se encontraba en los laberintos de las rocas y su aroma a salitre se mezclaba con el café que preparaba Amelia. Desde la ventana de la cocina del faro contemplaba a Belisario caminando al son que marcaban las olas aún dormidas. Las manos en los bolsillos, la cabeza hundida entre los hombros, la camisa ondeando como un pañuelo blanco que dice adiós.
Los días habían devorado el calendario como caníbales y cuando se percató solo le quedaban las últimas horas. Su mundo se apagaba. Yo permanecía en la carretera y los veía moverse lentos como si quisieran alargar los minutos. No quería que nos encontráramos, sería tan doloroso. Amelia salió del faro con dos tazas humeantes. Su cuerpo de actriz italiana de los años cincuenta se recortaba contra el sol. Ya juntos se sentaron frente al mar en silencio. Solo se escuchaba el murmullo del agua salada. Bebieron el café sorbo a sorbo como si saborearan el mar. Y convocaran los días de nieblas espantados por el ulular de la sirena. Las noches de lluvia turbia y mar rabioso, veteadas por las luces que no cesaban de girar. Cuando acabaron de tomar el café se dieron la vuelta y se quedaron como dos barcos en la noche siguiendo al faro. Lo rodearon como los presos caminan en círculo, detrás les seguían sus sombras. La brisa meció el cabello de Amelia y bajo la gorra de Belisario bailaba su pelo ondulado. Entraron. Durante horas no los volví a ver.
El cielo copió el color del mar. El faro se erguía custodiado de tabaibas que reptaban por el suelo volcánico. Aparecieron a últimas horas de la tarde y se quedaron allí, uno junto al otro, con las espaldas apoyadas en la pared. La luna menguante llegó al anochecer con algunas estrellas salteadas. Dos pardelas cenicientas se elevaron desde el acantilado y planearon sobre ellos graznando ruidosamente. Se levantaron y contemplaron el agónico haz de luz de su faro. Cuando el ronroneo de su coche se perdió ahogado por el rugido del mar, me acerqué. Me habían dejado la puerta abierta. Subí como un cazador furtivo de luces viejas de mar y en pocos minutos puse en marcha el nuevo sistema automático de iluminación.
Admiro tu vuelo poético y las frases escritas, parece casi al pasar. Sé que no están al pasar, que muchas de ellas llevan tiempo de pensarlas y repensarlas y así queda un cuento hermoso.
ResponderEliminarEl amor se mueve en tus letras y nos lleva a enamorarnos de ellos, Belisario y Amelia, disfrutar de ese faro y su paisaje y al final el cambio, la nueva realidad que barre sueños.
Estimada Felicidad, como siempre: un cuentazo.
Cariños.
mariarosa
Mariarosa, los personajes nos muestran esa transición entre un oficio tradicional que acaba y la implantación de las nuevas tecnologías en un elemento tan emblemático como es un faro. Esos últimos instantes es ese haz en el que se refleja su historia.
EliminarGracias, mi querida amiga, por acudir al Café Literario y contar con tus siempre lúcidas consideraciones.
Un gran abrazo
Felicidad Batista, parece que hoje inauguro os comentários. Seria mais um motivo de honra para mim. O farol também é sinal dos tempos.
ResponderEliminarÉ um prazer ler seus textos, pelos quais espero. Agrada-me muito "la camisa ondeando como un pañuelo blanco que dice adiós".
Enhorabuena.
Gracias e buena semana.
Gilson.
Gilson, siempre es un honor tu presencia en el Café Literario.
EliminarAsí es, amigo, el relato se centra en el paso de un tiempo ya concluido y la llegada de los nuevos sistemas autómaticos que sustituyen la mano directa del hombre.Es una despedida de un modo de vida que ya no será.
Gracias por tu lectura y tu amable comentario.
Un cálido abrazo
Amo los faros...tienen para mí un encanto especial, sus señales indican la cercanía de las costas. Sus cuerpos esbeltos y su columna vertebral escalonada nos invitan a subir y bajar, casi como las mareas. la primera ola avanza y avanza, y da la impresión de que nunca se detendrá hasta llegar al límite de la marea alta, pero se detiene, y en realidad retrocede, y si uno no supiera como sucede éste fenómeno, pensaría que ahí se acabó todo. Pero no es así. La marea retrocede un poco pero no hasta su antigua marca, y luego viene de nuevo, y ésta vez sube más alto que antes, y así sucesivamente.
ResponderEliminarÉste bellísimo relato me dejó una dulce sensación, siempre habrá luces nuevas, tal vez distintas en forma pero no en contenido, los faros están destinados a brillar, como tus textos querida Felicidad.
Recuerdo ésa cancion que decía....{"nada se termina, todo vuelve a comenzar, mueren ilusiones, otras nuevas nacerán, la luna de ayer noche, ésta noche brillará, las olas que se alejan, a la playa volverán..."}
Bellísimo amiga, te dejo un cariñoso abrazo.
Adriana, coincido contigo, también yo amo los faros. Son esos leales vigilantes que nunca fallan Son como los buensos amigos, siempre están ahí con su luz guíando en la noche, en los días de niebla o tormenta para que la embarcación no zozobre y llegue a puerto.
EliminarTú hermoso comentario, querida amiga, enriquece el relato y le otorga tu visión poética y humana. Un mundo que termina pero que sin demora otro comienza. La luz no se apaga. Termina un modo de concebir la relación del hombre con el medio y que está en constante evolución. Es ese instante el que la historia refleja.
Gracias, Adriana, por tu lectura y por tu bello comentario.
Un gran y muy cálido abrazo
Hola, saludos, que tengas un lindo inicio de semana, un gusto visitar tu blog, yo te invito a visitar el mio (El Blog de Boris Estebitan) y leer un poema mio titulado "The Ballad of Boris Esteban", es un poema a la esperanza.
ResponderEliminarBoris, gracias por tu presencia en el Café Literario y por dejar tu amable comentario.
EliminarMuy pronto visitaré tu blog y disfrutaré de tu poesía.
Un fuerte abrazo
El faro siempre ha sido emblemático e inspirador, bonito relato.
ResponderEliminarque tengas una buena semana.
saludos.
Ricardo, tienes razón, el faro ha sido y seguirá siendo un elemento importante en la literatura.
EliminarMe alegra que te haya gustado el relato.
Gracias por tu visista al Café Literario.
Un gran abrazo
Muy buen relato, Felicidad. Describes los faros como si fueran seres vivos y autónomos, como nosotros los humanos.
ResponderEliminarTrabajé como "farolero" en San Carlos de la Rápita, cerca de Barcelona. A veces sentía una soledad enorme pero la combatía escribiendo poemas y relatos.
Gracias por tu presentación.
Un saludo desde una Copenhague enamorada de un faro maravilloso,
Ian.
Ian, es muy interesante lo que me cuentas. Tu experiencia de farero en España. Y como tu relación con él y esos momentos de soledad te conducían invariables a la poesía y a la narrativa. Realmente literario.
EliminarGracias por alumbrar este blog con tus comentarios desde Compenhague.
Un gran abrazo
Si yo tuviera que aportar algún comentario constructivo, y si yo poseyera el conocimiento imprescindible para hacerlo -cuestiones ambas inverosímiles- quizá te sugeriría sustituir el tecnicismo de la expresión final por otra con mayor carga poética, más en sintonía con el resto de la narración. Pero no lo haré porque la posibilidad de hacer el ridículo se acerca al campo muestral.
ResponderEliminarUn admirado saludo.
Javier, me parece enriquecedor y muy positivo para este blog y para mi, tus siempre interesantes apreciaciones, opiniones y puntos de vista. Comentario que valoro y considero muy constructivo.
EliminarSin duda analizaré lo que me sugieres.
Amigo, muchas gracias por tus aportaciones.
Un gran y cálido abrazo
Los cambios de la historia van al galope del amor dejando su huella indeleble en el arte, alguien decía que toda historia es en el fondo una historia de amor.
ResponderEliminarTu relato como es costumbre es un derroche de técnica y estilo depurado en el ejercicio cuidadose y constante de la escritura y manejo simbólico que da profundidad estética y con ello fundamento de vida.
Un abrazo Escritora!!!
Aristos, me parece muy certera la perspectiva de la evolución de la humanidad, en sus diferentes etapas y períodos, como consecuencia de esas intrahistorias de amor que se van fraguando al socaire de vidas, pensamientos y movimientos sociales, económicos, políticos etc.
EliminarLa pasión y la utopía siempre están como germen de muchos de los cambios que van marcado el devenir de la sociedad a lo largo de la historia.
Agradezco tu presencia en el Café Literario y tus palabras tan ilustrativas.
Un fuerte y cálido abrazo
¿Acaso la modernidad llega por la puerta grande y la magia se retira por la puerta de atras? esperemos que no, el oficio de farero ya no existe porque ahora su sistema es automatico pero siempre nos quedará como simbolo su iconica imagen, quizas como la luz segura que necesitamos para que nos guie durante nuestros momentos de tempestad. El amor tambien sera un faro que venza la oscuridad interior que hoy siente Belisario.
ResponderEliminarEs muy lindo experimentar cómo la imaginacion se despierta leyendo tus entrañables historias.
Un beso y un abrazo.
Carolina, el faro es, efectivamente, una arquitectura marítima cargada de simbolismos y significados. La literatura no ha sido ajena a ese solitario guía que permanece invariable junto a la costa, avisando y protegiendo a los marinos. La evolución imparable y necesaria de la técnica ha propiciado un cambio en la manera de prestar su servicio y la profesión de farero, como tantas otras artesanales, ha desaparecido. Justo en ese tránsito he querido situar la historia.
EliminarGracias; Carol, por viajar hasta La Laguna desde el invernal Buenos Aires.
Un gran y fraterno abrazo
Querida amiga, se palpa en tu relato el desánimo de dos personas que ven como, irremediablemente, su forma de vida va a cambiar para siempre.
ResponderEliminarSu último día hacen lo mismo de siempre: tomar un café, otear el horizonte, pasear alrrededor de su fortaleza...
Han envejecido en su torre, al abrigo del oleaje y disfrutando de la soledad y el silencio frente al mar y ahora, cuando más necesitan esa quietud, se ven obligados a abandonarla.
El progreso, llega lo queramos o no, avasallando a quienes se quedan anclados en el pasado.
Buenísimo. Como todos tus relatos.
Feliz semana.
Besos.
Belén, sí, el relato capata ese instante en que los personajes deben despedirse de lo que ha sido su modo de vida hasta ese momento. Esa transición, que no final, de un mundo a otro y la "ceremonia" de despedida con su tiempo y sus maneras.
EliminarGracias Belen por tu mirada y por tu aportación a este relato.
Un gran abrazo
Hola Felicidad!
ResponderEliminarUn verdadero signo de nuestro tiempo... La tecnología va reemplazando funciones y labores, con consecuencias sociales y económicas, pero también sentimentales.
Por tu creatividad y tu trabajo literario, tienes un premio en mi blog.
Beso grande!
RoB
Rob, todo cambio, toda evolución suele dejar un halo de nostalgia.
EliminarAgradezco tu visita al Café Literario
Gracias por tu premio.
Un gran y cálido abrazo
Hola, buenas tardes. ¡Qué calor! Creo que hoy tomaré uno bien cargadito con hielo y dos azucarillos. Cuando pueda, me lo acerca a mi mesita... La tengo reservada por la dueña ¿sabe?... Muchas gracias.
ResponderEliminarHoy nos llevas de la mano a un faro que deja de ser custodiado por una pareja de fareros. Imagino a Amelia y Belisario, con sus ojos cuajados de lágrimas, intentado capturas con sus ojos las últimas instantáneas de lo que durante tanto tiempo fue su hogar. Es la llegada del progreso o, tal vez, la jubilación de la pareja o ambas cosas a la vez.
Otro relato maravilloso plagado de descripciones que nos hacen tomar vida y situarnos en tu escenario. Gracias, tesoro, por compartir estas historias tan fantásticas.
Yo, que sueño con el día en que me pueda jubilar, creo que hay un mundo que ellos deberían empezar a descubrir. Están juntos y cuando se les pase un poco la pena tendrían que saber aprovecharlo.
Riquísimo el café.
Un abrazo enorme.
Towanda, el caffe freddo o el cafe frappé, querida amiga, es la especialidad para este verano del Café Literario. Así que has hecho muy bien en pedírtelo. Sobre todo desde tu mesita reservada que tiene una excelente panorámica tanto para el interior del Café como para ver la vida pasar a través de las vidrieras.
EliminarPienso como tú que después de la jubilación hay una vida fabuloso por descubrir o simplemenet para poner en práctica.
Gracias amiga por tu tiempo y tus deliciosos comentarios en este espacio.
Un gran y muy cálido abrazo
la poesía acompaña el relato, como el cerno en el leño encendido, bien inspirada
ResponderEliminarsaludos
Omar, gracias por tu visista y poético comentario al Café Literario.
EliminarUn cálido abrazo
Pues aquí estoy yo con mi amor a los faros, también.
ResponderEliminarSiempre me han parecido mágicos, cargados de misterio, y habitados por seres especiales, ¡Y lo son!
He conocido a un farero y una farera y los dos tenían ese halo que los hacía diferentes.
Me ha encantado esta historia, el paralelismo entre la luz agónica del faro y la ilusión de los protagonistas, que se apaga con la tecnología que se impone.
Me gustó la actitud del narrador, dándoles todo el tiempo, sin invadirlos y respetando el final de su etapa.
Mis respetos, amiga mía, tus letras son siempre una delicia para mi espíritu.
Cariños varios.
Juglar, sí, amiga, hay una intensa simbología en los tiempos. En ese tempo pausado que viven los protagonistas quriendo ralentizar las horas y su avance imparable y ese otro tiempo final raudo y veloz que marca el comienzo de una nueva etapa y, en medio, ese otro tiempo de espera, entre uno y otro.
EliminarGracias, amiga, también por tu tiempo y tus letras en este Café Literario.
Un cercano y gran abrazo
Lo he sentido distinto a tus cuentos anteriores. Eso si, tus inspiraciones siempre nos hacen pensar en lo que les acontece a los protagonistas.
ResponderEliminarSaludos
David
Pd: Ahora voy a escribir en "Observando Cine" http://observandocine.com
como solia hacerlo en "Cine para usar el Cerebro".
David, gracias por tu presencia y comentarios en el Café Literario.
EliminarEnlazaremos tu nueva dirección de Observado cine.
Un gran abrazo
Hola Felicidad, interesante y bello relato lleno de gran inspiracion que es un placer leer en este hermoso Cafe Literario. Cuidate mucho.
ResponderEliminarSandra, gracias por tu visita al Café Literario y por tus amables palabras.
EliminarAgradezco tu lectura. Feliz semana
Un gran abrazo
Felicidad, pero qué bella y mágica me ha parecido esta entrada con ese faro de fondo y qué romántico me ha parecido cuando dices que juntos se sentaron frente al mar en silencio escuchando sólo el murmullo del agua salada, y que cuando bebieron el café sorbo a sorbo es como si hubieran saboreado el mar... Qué bella descripción, me gusta tanto quedarme entre tus palabras, lo describes con tanta delicadeza, con tanta ternura, que me llegan tus palabras con caricias y pareciera como si viera las imágenes.
ResponderEliminarMi admiración por tu bellísima manera de transmitir.
Un beso.
María, creo que el silencio tiene su propio lenguaje, su voz, su tono y que es perfectamente comprensible. Así, los personajes contemplan el mar, su mar, el que los une, el que será nostalgia desde ese silencio tan elocuente. Me alegra que te haya gustado.
EliminarGracias por la generosidad de tus palabras, amiga. Son un estímulo para continuar trabajando.
Un cálido abrazo
Un lindo relato Felicidad,me ha gustado la forma de expresar que tienes y como lo antiguo da paso a lo nuevo si agobios casi sin precibirlo.Un placer entrar en tus letras amiga y un millon de gracias por comentar mi poema en el blog de Maria,besitos mil
ResponderEliminarShantal, bienvenida al Café Literario.
EliminarHa sido un placer comentar el hermoso poema que publicaste en el blog de María.
Gracias por tu lectura y por tus amables palabras.
Un gran abrazo
La génesis de la vida, el éxodo y el apocalipsis...todo en una maravillosa historia, muy de tu estilo Felicidad; una historia salpicada de poesía y de bellas figuras literarias, como por ejemplo: "La luz de la mañana se arrastraba por sus paredes y formaban lagunas de sombras en el suelo". Hay en tu historia no solo el ser humano y su metamorfosis con el paso del tiempo, hay paisaje, hay color, hay nostalgia, hay romanticismo y mucho sentimiento. Dos seres humanos al final de sus días unidos por los detalles y el amor que es su barco guiado por ese faro, cargado de historia, tal vez de anécdotas y con aroma a antaño. A ese faro acuden como a dejar el testimonio del pasado y el presente, un café como el pretexto para horas de recuerdos y un entrar al faro para la comunión del amor...Ya al caer la tarde, aparecen nuestros personajes y se quedan allí de espaldas a la pared, como esperando el caer de las sombras como la alegoría no de la muerte sino del acercamiento del fin de un ciclo humano y la noche con su luna y algunas estrellas podrían ser la fantasía de la vida en un momento de intimidad con la naturaleza. Todo suena a agonía como ese último instante antes de marcharse en su coche..."Se levantaron y contemplaron el agónico haz de luz de su faro"...son los últimos haces de luz, bien de Amelia o quizá de Belisario, pero también es la agonía de la belleza del idilio de un pasado ligado al faro y al mar...la estocada final, para usar un lenguaje taurino, la pone aquél que observa desde la carretera, ese personaje que tuvo la feliz idea de no interrumpir a una pareja feliz, ese personaje que narra la historia y quien, al marcharse Amélia y Belisario, entra en el faro para "poner en marcha el nuevo sistema automático de iluminación"
ResponderEliminarFelicidad Te dejo mis felicitaciones...eres increíble!!!
Gustavo, los personajes se mueven en un escenario estable y vertical como el faro o el acantilado, pero, al mismo tiempo, cambiante como el mar y sus olas. En ese marco se desenvuelve la transición entre un mundo que termina y el desarrollo tecnológico que continúa su singladura. En medio un ceremonial que quiere ser largo y que une a los personajes en los recuerdos y en una vida que no acaba, solo se transforma. Como bien apuntas en tu bello comentario. El pasado ligado al faro será su paraíso perdido pero antes lo recorren centímetro a centímetro.
EliminarGracias por el magnífico desglose literario que realizas del relato que nos permite observarlo desde un prisma lúcido y poético. Me siento muy honrada con tu análisis, por su belleza y porque constituye una fuente de aprendizaje. Es esa luz de faro que ilumina y enriquece el texto.
Amigo, un gran abrazo hasta Suecia
HOLA FELICIDAD
ResponderEliminarVOY A PASO LENTO AMIGA MIA, TE PIDO DISCULPAS.
QUE HISTORIA TAN BONITA DE AMOR Y ROMANTICISMO, ME HE IMAGINADO LA ESCENA PORQUE TÚ NOS DEJAS EN LAS DESCRIPCIONES LA POSIBILIDAD DE SOÑAR DESPIERTO Y DE VER A TRAVÉS DE TUS LETRAS LAS IMAGENES Y HASTA ESCUCHAR LOS DIÁLOGOS. MUY DE TU COSECHA ESA FORMA DE ESCRIBIR Y DE EXPRESAR LOS SENTIMIENTOS QUE AFLORAN EN TUS PERSONAJES: HUMANOS, CREÍBLES, AUTÉNTICOS.
EL FARO ES ALGO QUE SIEMPRE ME HA FASCINADO... TIENE UN HALO DE MISTERIO, DE HISTORIAS ENCONTRADAS, DE NIEBLA Y DE UN PASADO TAN PRETÉRITO COMO LA VIDA.
PRECIOSO QUERIDA AMIGA.
NO HACEN FALTA PALABRAS PARA EXPRESAR MI ADMIRACIÓN. TÚ LO SABES.
BESOS GRANDES Y PERDONA SI NO VENGO TAN SEGUIDO, VOY DESPACIO PORQUE TENGO TANTOS COMENTARIOS, ME DEJAN TANTO AMOR, QUE VOY DEVOLVIENDO DE A POCO PORQUE EL TIEMPO NO ME ALCANZA. A VECES, ME SIENTO SOBREPASADA Y ES CUANDO CIERRO LAS OPCIONES PORQUE VER LOS COMENTARIOS Y NO PODER ACUDIR A TODOS ME DA TRISTEZA Y CULPA.
MI ABRAZO.
Querida Luján, me alegra que te haya gustado la historia.
EliminarLos faros son arquitecturas al mar que están cargadas de magia, misterio, ensoñación, poesía y tantos sentimientos que todos hemos experimentado en alguna ocasión solo con mirarlos.
Comprendo perfectamente tus visitas al Café Literario y del tiempo del que dispones. Tampoco yo puedo acudir con la inmediatez que me gustaría a otros espacios literarios. Y es, amiga, muy comprensible. No te preocupes por ese tema.
Un abrazo muy grande, mi admirada poeta y amiga
Felicidad,vengo un poquito,ando muy liada preparando actos culturales para el verano,ya enseguida os dejaré por un tiempo,amiga.Pero,volveré,este mundo de literatura y comunicación lo vivo intensamente y quiero seguir disfrutándolo por mucho tiempo.
ResponderEliminarNos dejas un relato impresionante,con escenas cinematográficas y de una plasticidad impecable.Amelia y Belisario viven su historia de amor junto al faro,que es un símbolo de luz y sentimiento...Estamos ante un final,que avanza lentamente,conscientes ambos de que todo se acaba,pero viviendo con intensidad cada instante y grabándolo en el alma...Los ojos del narrador entrañables y humanos,observan y relatan,como un "pequeño Dios",que sabe lo importante que es la vida,esa vida que ya se acaba...
En torno a la historia hay una armonía mágica,el viento,el mar,los pájaros,que avisan,acunan,envuelven y van despidiendo ese tiempo,que se agota poco a poco...Qué maravilla,cómo te has recreado en las horas de ese día,que vale un mundo.Y esa puerta abierta,que espera la vida,porque la vida empieza cada día...Y ahí llega el narrador,el nuevo hombre del faro,que conectará la nueva luz para que todo siga adelante...Ese pequeño Dios,que hace posible la vida.
Mi gratitud por esta preciosidad,que la he visto,la he sentido y la he vivido,amiga.
Mi felicitación por tu buen hacer,tu amor al arte y a la literatura.
Mi abrazo grande y mi ánimo siempre,compañera y amiga.
M.Jesús
María Jesús, los personajes, como bien apuntas, son plenamente conscientes que su vida va a dar un giro y que su modo tradicional de concebirla llega a su término. Se inica, pues, una ceremonia tácita de despedida. Es un adiós del entorno, del pasiaje, de la naturaleza y de su modo de relacionarse con ella hasta aquel momento con ella.
EliminarEs el final de una etapa y el comienzo de algo nuevo, tanto para el faro como para ya sus antiguos habitantes.
Gracias, amiga, por tu atenta mirada y por tus observación siempre desde ese prisma poético, humano y espiritual que enriquece y aporta tanto al relato.
Te deseo lo mejor en este verano de actividades culturales y un merecido descanso. También yo en unas semanas haré un paréntesis.
María Jesús, agradezco tu presencia y tus letras en el Café Literario.
Un gran y muy cálido abrazo
Cuentas de una manera sublime, como dos seres deben de dejar lo que ha sido su vida hasta ese momento.
ResponderEliminarMe gusta mucho leerte felicidad, la verdad lo disfruto...
Besitos en el alma
Scarlet2807
Scarlet, así es, la vida en los faros y su relación con ella ha cambiado y nuestros personajes se preparan para ese nuevo modo
EliminarMe alegra siempre tu presencia en el Café Literario, amiga.
Un fuerte y cálido abrazo
Me encantan los faros, entre sus piedras duermen historias, sueños vividos de todos aquellos fareros que los habitaron haciendo de ellos su mundo, su territorio, como un rey avizor de todo lo que acontecía a su alrededor, siempre vigilante de la luz del faro… Tanta vida y amor entre Amelia y Belisario entre sus muros y ese intenso final de tener que dejarlo….
ResponderEliminarMe ha encantado la historia, que he sentido la tristeza de sus habitantes al tener que dejarlo…
Tus letras Felicidad, las descripciones que haces nos van introduciendo en tu relato fotográficamente…Para vivirlas.
Un fuerte y cálido abrazo
Sneyder, los faros son iconos y lugares míticos de las costas. Su esbelta arquitectura ha guiado marinos y barcos y ha guardado y generado historias, poemas, cuentos, novelas, pinturas...Ha sido un excelente inspirador de sugerentes creaciones.
EliminarGracias por visitar el Café Literario y dejar tus comentario y tus amables palabras.
Un cercano y gran abrazo
Es hermoso tener un ratito para sentarme en tu café degustando un granizado e imaginar ese faro que cambia por dentro con la llegada de las nuevas tecnologías.
ResponderEliminarA la vez que los co-protagonistas del relato cambian por fuera. Ambos se complementan en el recibir y adaptarse a un nuevo ciclo de la vida.
Precioso como siempre Felicidad.
Enhorabuena preciosa.
Abrazos muchos.
Mara, me alegra que tomes tu café granizado tranquilamente en este Café Literario.
EliminarLos personajes, como comentas, tratan de retener esos últimos instantes previos a todo cambio. En una pausada jornada que nos muestra su entorno, su vida, su modo de relacionarse con él, desde la contemplación y la observación.
Gracias amiga, por tu visita y por tus palabras amables.
Un gran y cálido abrazo
Hola amiga, un placer leerte. Cuidate mucho.
ResponderEliminarSandra, gracias por tus palabras.
EliminarUn fuerte abrazo
Es un verdadero disfrute leerte. La originalidad y la calidad literaria se disfruta a pleno. ¡Felicitaciones! Un abrazo.
ResponderEliminarAlma, gracias por dedicar parte de tu tiempo al Café Literario y dejar tus amables palabras, amiga Alma.
EliminarUn gran abrazo
Mi querida Felicidad, te he dejado la última en mi escritorio del blog, antes de postear el nuevo, para leerte con tranquilidad y saborear tu delicada manera de relatar.
ResponderEliminarEn tu historia, lo que más me ha llamado la atención es el silencio entre ambos. Calladamente expiran los últimos aleteos en el nido de amor de su faro.Saborean su taza de café, sin prisas, como si nada pasará, como si en tiempo de su marcha no fuera el hoy.
Al anochecer, bajo esas estrellas que tantas veces habían hermoseado sus vidas,se levantaron y contemplaron el agónico haz de luz de su faro.
Ese instante es hermosamente descrito siento mi piel de gallina, como si yo misma fuese la que viera el final de su trabajo, o del mío propio.
El progreso se impone y destruye mucha belleza humana, dejándonos suplir por la nueva tecnología.
El final de tu historia, me ha sorprendido, no le falta sentido poético, es la realidad y me ha gustado porque simplemente es genuino de ti.
Gracias, simplemente gracias.
Con ternura
Sor.Cecilia
Sor Cecilia, los personajes de este relato como bien refieres no precisan de un lenguaje oral o verbal, les basta esa comunicación tácita que les viene de lejos y que ahn compartido con su entorno, su paisaje natural y arquitectónico. Hay una especie de juego simbólico con el tiempo. Ese disponer de él a capricho y alargarlo, como tantas veces y en tantas ocasiones, necesitamos.
EliminarUn mundo hasta cierto punto melancólico desaparece por otro más prosaico y de ahí ese giro final.
Gracias a ti por la generosidad de tu tiempo, por la profundidad de tu análisis y por dedicarle tu atención a este espacio literario.
Muy feliz de contar con tu presencia en el Café Literario.
Un gran y cálido abrazo
Felicidad querida, feliz de regresar a tu bella casa y paladear tu maravillo y profundo cuento, que atraviesa los cinco sentidos.Guarda el sello de tu calidad de expresión...Gracias por tu bella visita a mi blog.
ResponderEliminarAbrazos y besos
Raquel Luisa Teppich
Raquel, gracias poeta de Mar del Plata por tu estancia en el Café Literario y por tus amables y generosas palabras.
EliminarUn gran abrazo, amiga