Podía cortar los días con un cuchillo y seccionar las horas con un bisturí, pero era incapaz de retener aquellos sonidos. Ni rescatarlos cuando el presente se volvía tedioso.
Un extraño mal afectaba a algunas mujeres de mi familia. Padecíamos el síndrome del olvido fragmentario. Mi abuela recordaba el día de su boda pero no con quién se había casado. La tía Jimena no paraba de preguntar quiénes eran esos niños que correteaban por la casa. Mamá se fue a América y nunca regresó porque en su mente naufragó el nombre del puerto del que zarpó. Mis hermanas Adela y Bony olvidaban sus amores y cambiaban de amantes en una sucesión interminable.
Mi pasado huyó por el espejo retrovisor a los treinta años. Conducía por la angosta carretera flanqueada de eucaliptos y flamboyanes encendidos que llevaba a Bórcor. En la radio se coló Nostalgias. La melodía y la letra sonaron como el grito de un bandoneón cuando se abre y cae sin mano que lo sostenga. La memoria desafinó. Las canciones escalaban a mi oído solitarias sin nada ni nadie a quien evocar. No hubo aria, bolero o tango que pudiera enlazar a una mirada, al roce de unos labios, a las sábanas de noches furtivas, secretas o irrepetibles. Un desierto musical empedró mis recuerdos.
Viajé a Nueva York porque era la ciudad donde los ruidos no dormían. Las sirenas de bomberos, policías y ambulancias se mezclaban en un coro que clamaba a distintos ritmos hasta el amanecer. La repetición de cada noche simulaba memoria. Una tarde en Bryant Park leí la noticia de un tratamiento experimental para los aquejados del olvido fragmentario. No tardé en sumarme al proyecto como paciente voluntaria. En las primeras semanas apenas noté mejoría. Encerrada en una habitación escuchaba sin cesar relatos de amores rotos, traiciones y, lo más asombroso, deseos de olvidar. Hasta que en una sesión larga de blues sentí una punzada en el pecho. Luego fue una opresión y días más tarde una insoportable tristeza. Al mes, recostada y con los ojos cerrados el tango irrumpió, me rodeó y sentí sus pasos entrando y saliendo de mi memoria. Entonces sonó Nostalgias y caminé por una calle mojada. Un aire frío arrastraba a la niebla. Las luces de la noche aún nadaban en los charcos. Pasé a su lado. Esperaba a alguien delante del Café de la esquina. Su mirada excavó la mía y los labios prohibidos regresaron para herirme de nuevo. Un instante donde su aroma a tabaco avivó en mi piel aquellas horas clandestinas. Y sentí deseos de refugiarme en su cuerpo como un rescoldo se enciende entre las cenizas. Quise dar la vuelta y romper aquel adiós que nos dimos. Pero al pasado no se regresa, solo se recuerda.
Me había curado del olvido pero padecería para siempre de nostalgia.
Nostalgia es la entrada número cien en el Buenos Aires 1929 Café Literario. Quiero agradecer a todos por su presencia, por sus comentarios o por sus lecturas anónimas que han permitido que este espacio literario, que nació con una intención muy minoritaria, se haya ampliado y enriquecido.
GRACIAS A TODOS
Ja ja ja buenísima la estrategia de la abuela, recuerda la fecha pero no con quién, como si hubiera cometido un crimen ja ja ja. Mejor la de las hermanas, se ovidan de los autores pero no de lo que provocan y así están obligadas a refrescar la memoria solo para lo memorable: el acto de amar ja ja ja.
ResponderEliminarPara mí es el mejor relato que te he leído, "quien no sabe de amores, llorona, no sabe lo que es martirio" dice la canción...
Querer recordar como el avivar dolores es una cura muy paradójica ja ja ja.
Excelente Felicidad Batista, el relato da para toda una tertulia de cientos de renglones, debido a su riqueza de contenido, aparte del estilo tan bien logrado, todo un alcance artístico dentro de la literatura.
Abrazos y felicitaciones Escritora!!!
Aristos, es cierto que en este relato hay unas cuantas líneas que se cruzan y algunas se pierden en el pasado. La memoria selectiva que escapa a la voluntad o que es sutilmente manipulada. Y a su vez enlaza con las emociones y ese laberinto de contradicciones.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un abrazo grande
Primero pediré mi café de los lunes en la mesita que este Café me tiene reservada. ¡Por favor, hoy lo tomaré con una gotitas de licor! El día lo merece porque la anfitriona celebra sus primeras cien entradas y es ocasión para saltarme mi enemistad hacia el alcohol. Confío en poder salir sola y sin tropiezos...
ResponderEliminar¿Olvido fragmentario o nostalgia eterna? Quizá, de poder elegir, lo haría por el olvido porque la nostalgia no me gusta como compañera. No suelo ser persona de nostalgias hasta que vislumbro el otoño y, sin ser algo exagerado, sí la noto intentando apoderarse de mí. Casi nunca lo consigue aunque me baja mucho el ritmo y el ánimo.
Felicidad, si te tuviera delante, te daría un abrazo de oso de esos que te quitan el aire porque me ha encantado tu historia de hoy.
Enhorabuena por tu calidad, por tus cien entradas, por tu humildad y sencillez, a sabiendas de que lo que haces lo haces mejor que nadie...
Un abrazo enorme para una escritora igual de grande.
Towanda, veo que te sienta muy bien un licorcito antes de la lectura y has salido del Café Literario caminando sin tambalearte.
EliminarLa nostalgia suele crear mucha dependencia. Y a veces se vuelve un lastre que impide avanzar. Pero la nostalgia en otoño, amiga, es imprescindible, es "un clásico" como una hoja de arce ocre o árboles rojizos.
Gracias por tus palabras que por venir de ti, escritora a la que admiro, valoro muchísimo.
Un abrazao muy cálido
Me gustan tus "relatos a fuego lento", escucho un viejo blues sonar, y me hizo recordar... pensandolo detenidamente el olvido fragmentario puede tener sus ventajas, digo yo. ;)
ResponderEliminarDigna historia para celebrar cien talentosas entradas, estimada escritora y poeta. Brindo por mas y te felicito por esta nostalgiosa historia contada con excelencia y maestria, si casi la puedo palpar... como si estuviera, ahora mismo, sumergida en un anochecer en la niebla.
Un calido abrazo hasta la desbordante de flores, Bórcor, lugar ideal que comparte su belleza entre alegrias y tristezas.
Carolina, gracias por celebrar el centenario con tus hermosas palabras. Cien entradas que han permitido tender puentes y establecer relaciones, intercambiar pareceres, comentarios y el enriquecimiento constante con las aportaciones de tantos blogs y de tantos lugares.
EliminarMuy feliz de compartir este espacio.
Un gran y cálido abrazo
"Al pasado no se regresa, sólo se recuerda". Lo bordas, amiga mía.
ResponderEliminarUn relato redondo, también creo que de los mejores que te he leído y a sabiendas de que todos son buenísimos.
Mi enhorabuena, eres una escritora de los pies a la cabeza. Y aplaudo tu sencillez, tus magníficas letras, tus cien entradas y ¡hasta a mí por el acierto de encontrarte en este mundo virtual!
Cariños cercanos.
Juglar, cien entradas tejidas a lo larga de poco más de un año y medio que me han permitido conocer y contactar con espacios y personas que me aportan tanto y de los que aprendo constantemente. Un acierto amiga es poder leer y disfrutar tu poesía sensible.
EliminarUn abrazo grande y cercano
Mi felicitación por esas cien entradas,que hoy retan a los olvidos de tu historia y poco a poco se convertirán en dulce nostalgia,amiga...
ResponderEliminarMe gusta tu agilidad al perfilar los personajes,que pasan rápido por el espejo retrovisor de la narradora,dejándonos un halo de curiosidad y admiración...La prisa de la vida camina hacia el olvido,superponiendo circunstancias y personas.Sin embargo,la intensidad de lo vivido permanece en el alma y la nostalgia escarba de vez en cuando con su llama dorada entre las cenizas...
Mi felicitación por este relato excelente y simbólico,que nos muestra el paso de la vida,que camina hacia el olvido,pero la emoción queda grabada...inevitablemente.
Mi abrazo inmenso y mi ánimo siempre,amiga.
Gracias por tu cercanía y amistad.
M.Jesús
María Jesús,tu certera mirada de poeta te ha hecho reparar en esa imagen del espejo retrovisor por donde la vida se fuga hacia el recuerdo o el olvido. Situaciones y experiencias que apenas son presente. Las implicaciones emocionales y la distancia temporal son las que marcan el tono de la nostalgia.
EliminarGracias amiga por tus palabras amables y por tus impresiones que enriquecen este blog.
Un gran abrazo
El texto tiene su ritmo, me gusta sobre todo esas sensaciones que provocan la lectura de las primeras líneas.
ResponderEliminarSaludos
David
David, me alegra que de alguna manera se refleje ese ritmo que tiene la historia.
EliminarAgradezco tu lectura y tu comentario.
Un fuerte abrazo
"Nostalgia, de sentir tu risa loca, de sentir junto a mi boca todo el fuego de tu respiración..." Felicidad querida, que esa canción me trae recuerdos y añoranzas. Si olvidar es caminar por entre senderos de piedras calcinadas, añorar es muerte lenta y sin pausa. Esa "saudade" nos corroe despacio, despacito y nos derriba los muros de la templanza.
ResponderEliminarMi escritora predilecta: cien entradas merecen cien abrazos mi reina de las letras. Entonces, recibe estos cien abrazos virtuales que te los entrego con todo mi corazón.
Besitos cariñosos.
Mi querida Taty, es una canción universal que implica emocionalidades e invariablemente recuerdos. Amiga, con palabras de poeta has reflejado esos sentimientos que subyacen bajo la piel de la nostalgia.
EliminarAsí es, estamos de celebración por las cien entradas pero sobre todo por lo que ha supuesto en lo humano y en lo literario, en lo personal y en el intercambio.
Gracias por estar siempre tan cerca.
Un abrazo inmenso hasta el hermoso Chile
Es un Relato Maestro, lleno de vivacidad, aunque su ritmo te sumerge al de tus Palabras, magistralmente narradas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pedro, gracias por tu presencia en el Café Literario y por tu generoso comentario.
EliminarUn gran abrazo
Magnífico relato Felicidad, es genial, el olvido fragmentado, también puede tener la ventaja de olvidar aquello que no queremos que nos habite, me ha encantado.
ResponderEliminarFelicidades por tus cien entradas, que cumplas más, y más, y las musas estén a tu lado por siempre, porque ahora están contigo.
Un abrazo, con estrellas de felicidad.
Angeles, así es,la memoria es selectiva y a veces conserva o destruye a conciencia.
EliminarGracias por tu comentario y me quedo con la luz de tus estrellas.
Un abrazo grande
Como siempre me enamoras a la primera frase
ResponderEliminarEnhorabuena por este recorrido pero yo espero muchos más
Besos
40añera, gracias por tu presencia en el Café Literario y por tus palabras y por tu cercanía
EliminarUn gran abrazo
Èste relato amerita un doble brindis!
ResponderEliminar...Quiero emborrachar mi corazòn para apagar un loco amor, que màs que amor es un sufrir...
Fantàstico querida Felicidad, felicitaciones por las "100" y vamos por màs, gracias por recibirnos en tu Cafè Literario como la mejor de las anfitrionas, por deleitarnos con tus textos y establecer entre Bòrcor y nosotros un puente màgico.
Besossss muchossss.
Adriana, gracias por venir cada semana al Café Literario, por sentirte bien paseando por Bórcor, conociendo su gente y sus historias.
EliminarCien son muchas entradas para el presupuesto inicial pero estoy feliz por lo que ha supuesto de experiencia, aprendizaje e intercambio literario y sobre todo personal y humano.
Un abrazo muy cálido, amiga
Como é bom ler seus textos, Felicidad. Eles são leves e instigantes, plenos de sutilezas, que desconfio escondidades de mim, em parte pelo idioma, que não domino,
ResponderEliminarMuchas gracias.
Gilson.
Gilson, agradezco tu lectura y tus palabras amables.
EliminarPara mi es una alegría que leas desde el portugués, bellísimo idioma que algún día espero aprender.
Un abrazo grande
¡ Felicitaciones! Te deseo un hermoso día y muchos artículos excelentes!
ResponderEliminarCristian, bienvenido al Café Literario.
EliminarGracias por tus buenos deseos.
Un abrazo hasta Rumanía
Felicidades por tus cien entregas.
ResponderEliminarEspero continuar leyéndo miles de ellas más porque son una delicia que espero cada semana.
El tiempo no me permite llegar tan pronto como quisiera pero estoy aquí siempre.
En cuanto a la reflexión que me inspiras hoy, me viene a la cabeza un dicho: Virgencita que me quede como estoy.
Nuestra protagonista eligió recordar y posíblemente era más feliz viviendo tan sólo el presente que aferrándose a un pasado que la dañó.
Un beso y feliz semana.
Belén, gracias por tu visita al Café Literario y por tu tiempo en la lectura y en tus amables comentarios.
EliminarEspero escribir algunas historias más pero otras cien ya sería algo complicado.
No te preocupes, amiga, por tu presencia en este espacio, siempre eres bienvenida.
Un abrazo grande
Si,es verdad amiga, la memoria tiene sus consecuencias, igual que el vivir, después queda la nostalgia como efecto secundario, pero si no fuera así... dicen quede mayores se tiene una especie de memoria selectiva, para solo recordar lo bueno y gratificante de la vida. Me anoto a eso.
ResponderEliminarMuchas felicidades por esas cien entradas con las que nos deleitas semanalmente, las disfrutamos, quisiéramos ser habitantes de Bórcor para refugiarnos en sus historias y compartir sus sueños.
Un grande, grande abrazo.
María, también yo me apunto a la memoria selectiva. En realidad creo que todos la aplicamos en mayor o menor medida, con más conciencia o con disimulada sutileza. Estrategias para burlar el tiempo y sus laberintos.
EliminarMi querida María tú ya habitas en Bórcor.
Un abrazo grande y muy cercano, amiga
El síndrome del olvido fragmentario, no es un mal de familia. Más bien todos los humanos la padecemos, sobre todo porque al ser tan selectiva la memoria recordamos todo lo bueno y dejamos en el olvido todo lo que pueda generar nostalgia.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato. Mi felicitación por estas cien entradas llenas de talento que nos traes cada semana.
Un fuerte y cálido abrazo Felicidad.
Sneyder, así es, la memoria es selectiva y suele conservar aquello que por una razón u otra considera que debe preservar. Y la nostalgia es ese territorio común y sentimental de los recuerdos
EliminarMe alegra que te haya gustado el relato.
Un abrazo grande
A diferencia de las heroínas y protagonista -hasta la parte final- de tu relato, no sufro de memoria selectiva, todo lo contrario.
ResponderEliminarAgridulce es la nostalgia...pero supongo que es el precio -barato- por las buenas experiencias, creo q nadie tiene nostalgia de lo malo...
Felicitaciones por las 100 publicaciones!
Un gran abrazo!
Perla, cuando se puede recordar todo y bien para qué necesitamos la memoria selectiva. Sin embargo, no es lo habitual. Como tú dices la mezcla agridulce suele salpicar el recuerdo, o determinados recuerdos.
EliminarUn cálido abrazo, amiga
Felicidad.como todos los que he leído,ágil,ameno y este tan lleno de nostalgia todo él y,al mismo tiempo,miedos y deseos enfrentados.A veces es mejor dejar las cosas como están y vivir el día a día como va viniendo,solo que también está la necesidad de luchar y encontrar lo que creemos es lo mejor.De estos actos aprendemos.Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarPor cierto,¡qué número tan bonito!.
¡Un abrazo!
María del Carmen, planteas una cuestión ciertamente interesante: vivir el presente, el carpe diem, o vivir del pasado. Si la polarización de estas dos actitudes traen bienestar o cual sería su término medio.
EliminarGracias pro venir al Café Literario y dejar tus impresiones.
Un fuerte abrazo
Hola Felicidad.
ResponderEliminarDesde hace unos meses y debido a circunstancias personales, no dispongo de tiempo para visitaros con la asiduidad de antes, por ello, y dado que fuisteis y seguís siendo mis amigos de la red, este fin de semana –será el de mi cumpleaños– a quien lo desee, quiero entregarle un regalo especial.
Lo he dejado en mi blog. No se trata de un premio y creo que para un buen lector, es algo más… O eso espero y deseo.
Hasta siempre.
Un abrazo.
José, primero felicitarte por tu próximo cumpleaños y este fin de semana nos pasaremos por tu blog para celebrar tu aniversario.
EliminarGracias por tu presencia en el Café Literario.
Un gran abrazo
HOLA FELICIDAD, PASO A DEJARTE MIS CARIÑOS, ESTUVE CON UNA GRIPE TERRIBLE Y NO PUDE CASI COMENTAR; IBA DESPACIO COMO DICES TÚ PARA AGRADECER A TODOS.
ResponderEliminarUN BESO GRANDE AMIGA. DESCANSA Y VE LENTAMENTE QUE HAY TIEMPO... LOS AMIGOS SIEMPRE ESTAMOS.
BESOS GRANDES.
YA PASARÉ A LEER, AHORA SON LAS 24 HORAS Y ESTOY MEDIO CANSADA.
ABRAZO FUERTE.
Luján, espero que te recuperes pronto para que recibas bien la primavera.
EliminarGracias por tu presencia y cercanía, amiga.
Un abrazo grande
Hola Felicidad, siempre es un placer leerte amiga. Gracias a ti que compartes con nosotros exelente literatura. Cuidate mucho.
ResponderEliminarSandra, gracias por tu generoso comentario.
EliminarUna alegría tenerte en el Café Literario.
Un abrazo muy cálido
Hola Felicidad!
ResponderEliminarUn exquisito relato, como nos tienes acostumbrados, ideal para conmemorar la centésima publicación en el blog...Felicitaciones!!!
Un beso grande.
RoB
Rob, me pareció adecuado escribir de nostalgia cine entradas después.
EliminarGracias por tu presencia en el Café Literario
Un abrazo grande
¡Qué buena historia, querida amiga¿ Y el pasado no regresa, solo lo traemos a la mente desde el baúl de los recuerdos. Excelente! Un abrazo.
ResponderEliminarAlma, el pasado es un buen lugar donde buscar historias.
EliminarGracias por tu lectura y tu comentario.
Un fuerte abrazo
Ya estoy aquí Felicidad, ando despacio como mi memoria. Yo sufrí amnesia parcial durante muchos años por un traumatismo craneal, pero supe escribirlo y no hice selección de mis recuerdos ni buenos ni malos, por eso he podido escribir mis memorias de infancia. Pero es angustiante perder la memoria, Quien pueda tener una memoria selectiva , es una gran afortunada.
ResponderEliminarMe ha gustado tu relato, pues he recordado muchas cosas.
Mis felicitaciones por tus cien entradas, a cual mejor.
Con ternura te dejo un beso
Sor.Cecilia
Sor Cecilia, la experiencia que me cuentas ha sido sin dura. Pero afortunadamente la has podido superar y escribir esas memorias de infancia como ejercicio emocional y terapéutico. Cuando se ha pasado por un trance como el tuyo es una alegría recordar todo.
EliminarGracias por la presencia tan enriquecedora en el Café Literario.
Un gran abrazo
Maravilloso relato!
ResponderEliminarEn este espacio encuentro siempre grandes y magnificas historias,pero esta, esta es genial, que bueno seria olvidar lo que daña y solo recordar lo que nos hace bien...olvidos fragmentarios.
Felicidad, un enorme abrazo y gracias por el regalo de tus letras.
Betty, me alegra que te haya gustado el relato.
EliminarSin duda sería fantástico poder controlar los recuerdos, seleccionarlos, olvidarlos, modificarlos...en parte algo de esto hacemos con la memoria selectiva.
Agradezco tu visita y tu lectura tan atenta.
Un fuerte abrazo
La memoria fragmentada puede ser una buena idea para desterrar los malos recuerdos. La protagonista de tu historia encontró en el tango, Nostalgias una ayuda, una posible ayuda para revivir el pasado, pero como dice otro tango: " Yo y vos no podemos volver al pasado". El tiempo perdido no regresa ni en nuestros mejores cuentos lo podemos lograr.
ResponderEliminarMuy bueno volver a leerte mi querida Felicidad, que pases un buen fin de semana.
mariarosa
Mariarosa, así es, aunque vivamos del pasado solo se retorna a él de una manera fragmentada. El arte, la literatura, la música...constituyen caminos muy evocadores.
EliminarEstimada Rosa feliz de reencontrarnos en este espacio virtual pero muy cercano.
Un cálido abrazo y feliz primavera
Que entrada triunfal Felicidad, con Nostalgia, todos nos acordamos de algo entrañable, bellos paisajes nos evocas, un abrazo cariñoso y te felicito por tu blog, es magnifico!
ResponderEliminarCarmen, gracias por tu visita al Café Literario y por tu amable comentario
EliminarUn fuerte abrazo
”… Gime, bandoneón, tu tango gris,
ResponderEliminarquizá a ti te hiera igual
algún amor sentimental.
Llora mi alma de fantoche
sola y triste en esta noche,
noche negra y sin estrellas...”
Con un relato ágil no exento de bellas metáforas y finas pinceladas a lo largo de la historia, otra vez y sin rodeos, el drama del ser humano es puesto de manifiesto por tu pluma exquisita. El síndrome del olvido fragmentario, por llamarlo de alguna manera, afecta a las mujeres de una familia cuyas anécdotas, por causa de las malas jugarretas de la memoria, bien pueden producir hilaridad o inducir a la reflexión sobre la mente y sus problemas. Quien narra la historia se reencuentra con el pasado luego de asistir a un tratamiento experimental y, luego de la sesión larga de blues. Aquí se produce lo paradójico la protagonista como ser humano que sufre la angustia de no recordar el pasado y desearlo como esa referencia de la vida que cada persona debe tener: recordar, la felicidad de recordar para caer, sin poderlo evitar, en el dolor de la nostalgia.
“...Si las copas traen consuelo
aquí estoy con mi desvelo
para ahogarlos de una vez.
Quiero emborrachar mi corazón
para después poder brindar
"por los fracasos del amor...”
Bórcor no se cansa, como tú, de parir historias que pintadas con tus letras parecen pinturas al óleo de un gran impresionismo.
Genial mi querida Felicidad.
Te dejo un beso y un abrazo.
Gustavo, hilvanas con destreza los hilos internos que mueven esta historia. Tejes un tapiz donde la felicidad tiene su contrapartida. Donde nada es de un solo color. Dolor y dicha como conflicto permenente en las contradicciones que ha de padecer el ser humano.
EliminarLos personajes del relato se mueven en ese olvido/deseo y en ese anhelo de recuperar aquello que les causó zozobra, placer o heridas. En es necesidad de recuperar el pasado por doloroso que sea. El presente sin memoria para el personaje no tiene sentido, recuperarlo acarrea un precio.
Gracias por enriquecer con tus puntos de vistas y análisis este blog querido amigo.
Un gran abrazo hasta Suecia.
Hay otros que sufren el síndrome de "memoria de pez" Nadan por un mar distinto cada día porque han olvidado el nombre, la travesía y la historia surcada. No sé si es un recurso bueno o malo, si salva, de no repetir otra vez la misma historia.
ResponderEliminarMe dejas tan sorprendida, gratamente al leerte.
Gran abrazo!!! y un gran gracias!
Anouna
Està muy bien eso de olvidar lo que no nos guste...jajja..Me ha gustado mucho tu relato, Muchas gracias por compartir.
ResponderEliminarun fuerte saludo
fus
Querida, Felicidad:
ResponderEliminarCelebras con nosotros la entrada número 100 con tu relato: "Nostalgia", y tengo que decirte que es una de las que más me ha gustado, felicitaciones por este rincón, donde el arte habita en cada una de tus cien entradas, es un lujo estar aquí sentadita, atenta a la lectura de tus letras.
El síndrome del olvido fragmentario, una penosa enfermedad, no poder recordar volver a regresar a casa esa madre que se fue a América, o esa tía que no recordaba quiénes eran sus hijos... sería mejor olvidar las penas, el dolor, las preocupaciones, pero... ¿olvidarse de quiénes son los hijos? ¡qué tristeza, amiga mía! ¿verdad?
Me ha llegado hondo tu relato, gracias por este café compartido, de letras y de amistad.
Mi total admiración, Felicidad, mi aplauso y mi beso.
Felicidades amiga Felicidad. Un relato realmente magnífico. "Olvido fragmentario..."
ResponderEliminarMe encanta leerte. Me declaro incondicional tuyo, cada relato supera en intensidad al precedente.
Un gran abrazo, es un honor conocerte.